Compra de gorras chinas: Ministra de Culturas dice que adquirieron 300 a una empresa nacional e instruye tener controles “más rigurosos”
La Conamype denunció que el Ministerio de Culturas adquirió gorras de origen chino para celebraciones del Bicentenario, sin tomar en cuenta la producción nacional
La ministra de Culturas, Esperanza Guevara, ofreció disculpas a los productores nacionales tras una denuncia sobre la compra de gorras de origen chino para las conmemoraciones del Bicentenario. Además, instruyó a los funcionarios de su ministerio a implementar controles “más rigurosos” en la adquisición de servicios.
Guevara clarificó que se adquirieron solamente 300 gorras el año pasado para la celebración, y que el proceso administrativo correspondiente se realizó para esta compra. La ministra enfatizó que los rumores sobre la adquisición de un millón o 20 mil gorras son falsos, ya que solo se compraron 300 gorras estampadas a una empresa nacional.
La funcionaria indicó que la empresa que proveyó el servicio es Max Graphic, una compañía nacional debidamente constituida, y está dispuesta a proporcionar la documentación relacionada con la contratación.
Guevara se disculpó con la opinión pública y con los micro y pequeños empresarios, reconociendo que el proceso de adquisición no se verificó adecuadamente desde su ministerio. Aseguró que se compromete a priorizar productos nacionales en futuras compras.
Para garantizar esto, la ministra mencionó que se instruirá a todo el personal del ministerio a llevar a cabo un control más estricto en la adquisición de productos.
Desde la Confederación Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (Conamype), se criticó la compra de gorras de origen chino, señalando que dicha acción desconsidera la producción nacional y que contraviene una normativa que prioriza lo ‘Hecho en Bolivia’.
Juan Carlo Vargas, dirigente de Conamype, hizo un llamado público para rechazar la adquisición de gorras chinas, argumentando que el Gobierno está vulnerando el decreto 4505 que promueve la compra de productos nacionales, lo que a su vez subestima la capacidad de los manufacturadores locales y va en contra de la política de sustitución de importaciones.