Carla Coímbra, no escatima tiempo ni esfuerzo para liderar e impulsar el Centro de Parálisis Cerebral
Su pasión por el voluntariado, su amor por los niños y jóvenes la llevaron a estar ligada al Centro de Parálisis Cerebral durante 14 años.
Carla Coímbra llegó al Centro de Parálisis Cerebral hace 14 años por una pasión al voluntariado y por su amor por los niños y jóvenes. Decidió estudiar psicopedagogía y cumplió con su labor en el exterior.
Con el paso de los años, tras ejercer su profesión como educadora, la invitaron a ser parte de las damas voluntarias del centro. Con su dedicación y generosidad, la llevaron a ser presidenta de la institución, sin escatimar tiempo ni esfuerzo, y con la gran recompensa de recibir el amor y el cariño de los niños y jóvenes de este lugar.
Amistades y compañeros de Carla no creen que cualquier persona pueda hacer su función, pues su empeño y sus aptitudes la llevaron a destacar.
“Estamos siguiendo un legado de solidaridad, compromiso, apoyo a una población que a veces no es visible, mi familia siempre trabajó con voluntariado, mi abuela, mi mamá, mi tía y es parte de la cultura familiar”, dijo Carla.
La consideran una persona ideal para liderar este grupo, que le saca tiempo al tiempo para estar presente con todas las actividades.
“Se fue formando, el directorio la eligió a ella, es la persona indicada. No escatima horarios. Tiene un trabajo y esto del centro lo hace dándose otro tiempo”, sostuvo su compañera Sonia Rabczuk.
“Ella tiene el sentido de ayudar, de generosidad, de desprendimiento”, apuntó Marcela Urenda, fundadora de este centro.
Y así un sinfín de elogios y buenos comentarios son vertidos por sus compañeras de trabajo, pero las madres de los niños y jóvenes con parálisis cerebral le agradecen por su labor solidaria.
“Darle un puntaje sería mil por ciento. Colabora mucho, está pendiente de todos”, dijo una de las mamás.
Persona de gran corazón, solidaria, de compromiso, así es Carla Coímbra, nuestra Cruceña de Oro.