“A uno enterramos vivo”: Sujeto confesó que disparó y junto a otros quemaron a cuatro de las víctimas en Pucamayo
En la declaración que dio Ernesto Almaraz a la Policía, relató cómo sucedieron los hechos y por qué tomaron la decisión de asesinarlos. Lea la confesión completa aquí:
El sindicado, antes de comparecer ante un juez, proporcionó su declaración al Ministerio Público y a la Policía, en la que detalló la secuencia de acontecimientos que llevaron a la muerte de Cristian Serna, Tadashi Loroña, Trinidad Muñoz, Lisa Loroña y Juan Carlos Román.
Declaración de Ernesto A.
Durante su declaración, la Policía le solicitó que explicara cronológicamente los eventos relacionados con el caso de privación de libertad y secuestro, especificando la fecha, la hora y el lugar.
Ernesto A. respondió que el 11 de noviembre de 2024, a aproximadamente las 07:00, recibió una llamada del Sr. Cristian, quien le ofreció armas de fuego, diciendo: «tengo cuatro rifles para venderte, conseguí más compradores solo tengo los últimos cuatro, vos vas a cobrar de las cuatro armas cada una a dos mil bolivianos, estamos viniendo con mi jefe a Corani». Aunque le solicitó que le llevase el dinero a Corani, Ernesto le mencionó que los compradores eran mayores de edad, lo cual era una mentira para que Cristian decidiera acudir a Pucamayu, donde llegó en un vehículo rojo el día martes 12 de noviembre de 2024, a eso de las 09:00 a.m.
Cristian llegó acompañado de un amigo a quien presentó como su jefe, un militar jubilado, y le indicó que le entregara el dinero a él, prometiendo que el jueves le darían las cuatro armas. Ernesto, que ya había sido estafado en varias ocasiones por Cristian, se molestó por sus mentiras.
Con la ayuda de sus amigos, Juan Cáceres, Sergio Paco, su padre Juan Almaraz y un conocido, decidieron atar a Cristian y a su amigo militar y llevarlos a un galpón en Pukamayu, donde se encontraban otras personas. Les informó que Cristian lo había estafado por 27,800 bolivianos y comenzaron a golpearlo para recuperar su dinero. Cristian confesó que había entregado todo el dinero a su jefe militar, quien participó en protestas en Parotani. Al conocer esto, la gente presente se mostró agresiva.
El militar llamó a su esposa desde su celular para que le traiga el dinero. El 13 de noviembre, a las 01:30 a.m., llegaron al galpón tres personas, dos mujeres y un hombre; una de las mujeres era la esposa del militar, quien entregó los 27,800 bolivianos en presencia de los demás. Después de esto, se decidió que serían quemados vivos y se les ordenó llevar a los cinco al río Tizón Mayu.
Al llegar al río, Cristian pidió ir al baño. Primero sacaron al amigo del militar, a quien Ernesto disparó en la cabeza. Luego metieron uno por uno a las otras cuatro víctimas en el vehículo rojo y procedieron a quemarlos. Posteriormente, encontraron a Cristian en una plantación de plátanos donde decidieron enterrarlo vivo en el bosque.
Interrogatorio a Ernesto A.
La Policía preguntó a Ernesto desde cuándo conocía a Cristian. Él respondió que lo conocía desde que estaba estudiando en la Escuela Pucamayu y se volvieron a encontrar el año pasado en Colonia. Además, se le solicitó que mencionara el nombre de la persona que le incitó a traer más gasolina para la quema, a lo que respondió que fue Sergio Paco, en su rol de dirigente de la central de Pukamayu.
Al finalizar su declaración, Ernesto A. expresó su arrepentimiento por los actos cometidos, reconociendo que estaba muy molesto por los acontecimientos en los bloqueos de Parotani y que, de alguna manera, buscaba vengarse. Admitió haber disparado a las cuatro personas en la cabeza y enterrado a Cristian vivo, pero lamentó profundamente sus acciones.