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La inestabilidad social y política, el eterno verdugo del turismo y la gastonomía

La inestabilidad social y política, el eterno verdugo del turismo y la gastonomía

Sectores bloquean contra una investigación penal al exmandatario en un caso de presunta trata de personas y estupro. Aunque, en su pliego igual señalan que protestan por falta de dólares y combustibles

La inestabilidad social, que se ha vuelto casi habitual en Bolivia, ha impactado de manera severa a sectores de la economía creativa, como el turismo y la gastronomía, los cuales apenas estaban comenzando a recuperarse tras la crisis provocada por la pandemia de Covid-19. Lamentablemente, estos sectores ahora enfrentan nuevos desafíos debido a los conflictos políticos que han surgido en el país sudamericano a lo largo de este año.

Aparte de las dificultades económicas, el principal problema social en la actualidad proviene de la lucha interna en el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Gobierno. Esta disputa se manifiesta entre la facción leal al presidente Luis Arce y el grupo que apoya al exmandatario Evo Morales, quien fue líder del país entre 2006 y 2019. Ambos buscan el control tanto del Gobierno como del propio partido.

Desde principios de año, se han presentado bloqueos en el país, orquestados por los seguidores de Morales, en relación con las elecciones judiciales y un fallo constitucional que impide que el exmandatario se presente como candidato en los comicios de 2025. Actualmente, estos sectores protestan nuevamente en el centro del país por una investigación penal en curso contra Morales por presunta trata de personas y estupro. Sin embargo, también argumentan que sus manifestaciones se deben a la escasez de dólares y combustibles, así como al aumento en los precios de algunos alimentos.

Los sectores más afectados por esta situación son el turismo y la gastronomía, los cuales ya sufrieron previamente durante la crisis política y social posterior a las elecciones de 2019 y las restricciones impuestas durante la pandemia de Covid-19. Durante este periodo, la facturación de los restaurantes no superaba el 30%, y muchos propietarios se vieron obligados a cumplir con sus responsabilidades hacia sus empleados y bancos, según el vicepresidente de la Cámara de Empresarios Gastronómicos de Bolivia (Cadeg), Ernesto Olivares.

Además, el sector hotelero, que antes de la pandemia alcanzaba tasas de ocupación entre el 60 y el 80%, experimentó un colapso total a causa de las restricciones impuestas a los viajeros. Esto llevó a muchas empresas a endeudarse para cumplir con sus obligaciones, como explicó el presidente de la Cámara Boliviana de Turismo (Cabotur), Luis Ampuero.

Tras haber superado la etapa más crítica, la situación había empezado a mejorar ligeramente para ambos sectores. Sin embargo, en el último año han surgido problemas como la falta de dólares y combustibles, así como el encarecimiento de algunos productos alimenticios, los cuales se han agravado por los bloqueos de rutas iniciados recientemente.

Olivares destacó que en la actualidad, los bloqueos están impidiendo la llegada de alimentos a otras regiones, como pollo, arroz y azúcar, que se producen en gran escala en Santa Cruz, el motor económico de Bolivia. Esto ha resultado en un aumento de precios que, una vez elevados, habitualmente no vuelven a sus niveles iniciales.

El representante del sector gastronómico comentó que los restaurantes han intentado mantener sus precios, pero la situación ha llevado a un inevitable aumento. A su vez, advirtió que el consumidor final empezará a sentir un impacto negativo en su economía debido al aumento de precios, lo que originará una búsqueda de alternativas y, en consecuencia, una reducción en las facturaciones de hasta el 30%.

Olivares también manifestó que el sector gastronómico representa una fuente significativa de empleo para la población joven y que estrecharles aún más la situación económica solo contribuirá a deteriorar la ya frágil economía de La Paz y del país en general.

Por otro lado, Ampuero enfatizó que el turismo es un sector sumamente vulnerable y volátil, alertando que los turistas no suelen elegir destinos en conflicto, lo que provoca cancelaciones de reservas. Mientras que el turismo en otros países de Suramérica ha comenzado a recuperarse, en Bolivia todavía no se ha alcanzado el nivel de 2019, cuando 1,4 millones de turistas visitaron el país. Se estima que la cifra actual está un 33% por debajo de esa cantidad.

Ambos, Olivares y Ampuero, coincidieron en la necesidad de una respuesta más contundente de todos los niveles del Estado para promover la reactivación de la economía creativa boliviana, a pesar de que han demostrado una notable resiliencia ante la conflictividad social, que se ha vuelto casi patológica en el país.

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