Iglesia ante los bloqueos: “Basta de hundir en pobreza, hambre y odio a Bolivia”
En la homilía del primer domingo de noviembre, el monseñor Estanislao Dowlaszewicz advirtió que bloqueos por intereses personales y partidistas han desencadenado una crisis humanitaria
En Bolivia, se cumplen 21 días de bloqueos en las rutas de la red vial fundamental, lo que ha llevado a la Iglesia Católica a señalar que los intereses personales y políticos han generado una crisis humanitaria en el país. Monseñor Estanislao Dowlaszewicz ha hecho un llamado a los involucrados en el conflicto para que pongan fin a esta situación que está sumiendo a Bolivia en la pobreza y el hambre.
El monseñor ha manifestado que los bloqueos impulsados por intereses individuales y partidistas que obstaculizan el libre tránsito han provocado una crisis humanitaria que afecta a todos los ciudadanos. La escasez de alimentos, la falta de combustible y el aumento desmesurado de los precios de la canasta básica han generado un profundo sufrimiento en la población.
En días recientes, los episodios de violencia han aumentado en las carreteras, particularmente en piquetes organizados por grupos que apoyan el evismo, quienes presentan una variedad de demandas, que van desde la solución de cuestiones económicas hasta la renuncia del presidente Luis Arce Catacora.
Dowlaszewicz ha expresado su preocupación sobre el aumento de la violencia y la desesperación, subrayando que no se puede normalizar esta situación, ya que no está en armonía con los valores cristianos y la necesidad de perdón.
El monseñor también ha cuestionado la cercanía de Bolivia al reino de Dios, indicando que los bloqueos son resultado de la búsqueda de poder y ha hecho un llamado enérgico para detener el manejo de la situación que está hundiendo al país en la pobreza, el hambre y el odio.
Sostuvo que la alarmante y caótica situación en Bolivia exige atención urgente y la implementación de medidas justas, claras y precisas que restauren la normalidad y la paz en el país.
Asimismo, hizo un llamado a la reconciliación y a rechazar el uso del dolor como herramienta en la defensa de un pueblo que se dice amar, invocando el mandamiento de Jesús sobre el amor al prójimo.
El monseñor afirmó que Dios tiene el poder de guiar a la nación hacia la libertad cuando el pueblo es fiel a Él. Resaltó que la reconciliación nacional debe centrarse en el bien del país y en el respeto a la dignidad humana.
Finalmente, manifestó que alejarse de Dios impide cualquier acción positiva por Bolivia, abogando por la paz que debe comenzar desde los gobernantes hasta los gobernados.