Diésel adulterado: Fiscalía dice que 14 cisternas salieron de la planta de Senkata con rumbo a surtidores de La Paz
El operador de un surtidor dijo que una cisterna debió descargar diésel, sin embargo, detectaron que era otra sustancia.
Ocho funcionarios de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) han sido aprehendidos debido a una investigación que los vincula con varios delitos. El fiscal departamental de La Paz, Carlos Torrez, señaló que las cisternas que transportaban combustible, consideradas inadecuadas para los vehículos de transporte pesado, salieron de la planta de Senkata, ubicada en la ciudad de El Alto, con destino a diversos surtidores.
Torrez detalló que 14 cisternas partieron de la planta con solo biodiésel, explicando que para su uso comercial en automotores, el combustible debe estar compuesto por un 90% de diésel y un 10% de biodiésel. Esta discrepancia en la composición del combustible ha sido un aspecto clave de la investigación.
El fiscal indicó que los funcionarios de YPFB no realizaron el control correspondiente y aprobaron las órdenes para la salida de estas cisternas con la sustancia inadecuada. La captura de los ocho funcionarios incluye a dos gerentes, así como supervisores y operadores.
En una declaración realizada la noche del jueves, un operador de un surtidor en la zona de Senkata comentó sobre la situación, mencionando que una cisterna que debía entregar diésel en la estación de servicio depositó una sustancia que aparentemente no era el combustible requerido. “Hemos verificado, no era diésel, era aceite. El producto llegó a las 8 de la mañana (de este jueves) y cargó como media hora (a los depósitos del surtidor), y luego hemos empezado a vender, y en el octavo carro, un chofer se dio cuenta que era aceite, hemos verificado y hemos visto que es aceite”, dijo el administrador del surtidor.
Además, el administrador mencionó que los conductores del transporte pesado que cargaron el combustible comenzaron a alertar sobre el problema tras experimentar fallas en sus vehículos. Esto ha generado preocupación no solo entre los trabajadores de los surtidores, sino también entre los usuarios del transporte pesado que dependen del combustible adecuado para su operación.
