El papa pasó una “noche tranquila” en el hospital pero canceló sus compromisos del fin de semana
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La hospitalización de Francisco, la cuarta en menos de cuatro años, ha relanzado el debate sobre su salud, especialmente porque su ingreso interviene al inicio del año jubilar de la Iglesia católica
El papa Francisco, hospitalizado desde el viernes debido a una infección respiratoria, tuvo una “noche tranquila” pero ha cancelado sus compromisos programados para el fin de semana, según comunicó el Vaticano, sugiriendo que es poco probable que se le otorgue el alta pronto.
Debido al estado de salud del Santo Padre, la audiencia jubilar del sábado 22 de febrero ha sido cancelada y Francisco no podrá presidir la misa del domingo. Este es el quinto día de hospitalización para el pontífice de 88 años.
La nota no especificó si el papa podrá ofrecer la tradicional oración del Ángelus el domingo, a la que ya tuvo que renunciar el pasado fin de semana. En ocasiones previas, ha pronunciado esta oración desde el balcón del hospital.
Francisco, quien lidera la Iglesia católica desde 2013, fue ingresado en el hospital Gemelli de Roma el día 14 tras experimentar dificultades para hablar en público debido a una infección que generó preocupación.
El Vaticano informó el lunes que el papa padecía una “infección polimicrobiana de las vías respiratorias” y que presentaba un “cuadro clínico complejo”, lo que sugiere que podría permanecer hospitalizado hasta, al menos, el miércoles, fecha de su audiencia general que también fue cancelada.
El martes al mediodía, el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, indicó a los periodistas que el estado del pontífice argentino es estable. Después de haber pasado “una noche tranquila”, Francisco “se despertó, desayunó y leyó algunos periódicos como acostumbra”, según explicó Bruni, quien adelantó que se publicará un parte médico a primera hora de la tarde.
La hospitalización de Francisco, que es la cuarta en menos de cuatro años, ha reavivado el debate sobre su salud, especialmente considerando que su ingreso coincide con el inicio del año jubilar de la Iglesia católica, que implica una agenda extensa de eventos, muchos de los cuales deberían ser presididos por el papa.
El Vaticano manifestó el lunes que “el papa Francisco está conmovido por los numerosos mensajes de afecto y cercanía que sigue recibiendo”. La situación de salud del pontífice fue objeto de atención en las portadas de los principales diarios italianos, donde se destacaron los titulares como “La hospitalización del papa Francisco se prolonga”, en Il Corriere della Sera, y se subrayó su “cuadro clínico complejo” en La Repubblica.
Numerosos peregrinos y turistas que se encontraban en la plaza de San Pedro del Vaticano expresaron que estaban rezando por la pronta recuperación del pontífice. “Espero que se recupere pronto. Confío en el tratamiento médico del hospital y espero que lo hagan lo mejor posible”, declaró Birgit Jungreuthmayer, una turista austriaca de 48 años.
A pesar de los problemas de salud recurrentes en los últimos años, como complicaciones en la cadera y dolores en la rodilla que lo llevan a utilizar silla de ruedas, el argentino Jorge Bergoglio ha mantenido una agenda intensa y ha afirmado que no tiene intención de reducir su actividad.
En septiembre de 2024, realizó un recorrido de doce días por cuatro países de Asia y Oceanía, el mayor viaje de su papado en términos de duración y distancia. Antes de su hospitalización, el líder de la Iglesia católica, a quien le extirparon parte de un pulmón en su juventud, se mostró debilitado, con el rostro hinchado y la voz entrecortada, y había delegando en muchas ocasiones la lectura de sus discursos a sus asistentes.
El domingo, siguió la misa por televisión desde el hospital y envió un mensaje escrito durante el Ángelus. “Me habría gustado estar entre vosotros, pero como sabéis, estoy aquí en el Policlínico Gemelli porque aún necesito un tratamiento para mi bronquitis”, escribió Francisco.
Desde su elección, el jesuita ha mantenido siempre la opción de renunciar en caso de que su salud le impidiera continuar con sus funciones. Su predecesor, Benedicto XVI, sorprendió al mundo en 2013 al convertirse en el primer papa en renunciar desde la Edad Media, citando problemas de salud.